(etcmegacel 23-Sep-2012)
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HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
DURANTE LA SANTA MISA DE BEATIFICACIÓN
DE SEIS SIERVOS DE DIOS
Domingo 25 de septiembre de 1988
Una fuente de alegría para la Iglesia universal, y especialmente para la Iglesia en México, es la beatificación del Padre Miguel Agustín Pro, un sacerdote Jesuita, cuyas virtudes exaltar la actualidad y proponer al Pueblo de Dios, que es nueva gloria para la nación mexicana amado y la Compañía de Jesús
Su vida como un apóstol lleno de dedicación y valentía siempre ha sido inspirado por un celo evangelizador incansable. Ni el sufrimiento de una enfermedad grave, o las actividades ministeriales realizaron incansables circunstancias, a menudo dolorosas y peligrosas, pueden sofocar el gozo que produce y la comunicación que se levantó de su amor por Cristo, y que nadie puede quitar (cf. Jn 16, 22).
De hecho, la raíz más profunda de entrega a los demás era su amor apasionado por Jesucristo y su ardiente deseo de identificarse con él, incluso en su muerte. Expresado este amor de una manera especial en la adoración eucarística. La celebración diaria de la Santa Misa era el centro de su vida, así como una fuente de fortaleza y fervor a los fieles. El Padre Pro había organizado las llamadas "estaciones Eucarísticas" en domicilios particulares, donde todos los días se puede llegar a ocultar el cuerpo del Señor durante los años de persecución.
Por el excelente ejemplo de las virtudes sacerdotales del padre Pro, deseo alentar una vez más, mis amados hermanos entrega total a Jesucristo, con alegría vivida en el celibato por el reino de Dios y el servicio generoso a los hermanos, especialmente los más pobres y abandonados.
